20 de mayo de 2010

Dalí y las moscas

Dalí usaba azúcar de dátiles para atraer a las moscas mientras pintaba porque le gustaba que se quedasen pegadas zumbando en la comisura de sus labios.

Dalí y el escaparate

Dalí se instaló en Nueva York por segunda vez en 1939, donde le encargaron la decoración de unos escaparates comerciales de la Quinta Avenida. Eligió como tema "El Día y la Noche". Estuvo trabajando toda la noche en el proyecto. El Día lo representaba un maniquí en una bañera peluda y La Noche unas brasas y paños negros extendidos. La dirección del establecimiento modificó el decorado sin consultar al autor y Dalí, que lo visitó por la mañana, decidió volcar la bañera de astracán llena de agua y lanzarla contra los cristales del escaparate destrozándolo todo.
La opinión pública norteamericana aplaudió la acción por la defensa de la propiedad intelectual, pero le juzgaron en los tribunales y condenaron a pagar los desperfectos.

17 de mayo de 2010

Fuck You - Lily Allen

Fuck you (Fuck you)
Fuck you very, very much
Cause we hate what you do
And we hate your whole crew
So please don't stay in touch.

Simon´s Cat - Fly Guy

9 de mayo de 2010

Una misa diferente

No sé si es porque hacía muchos años que no pisaba una iglesia o por qué, pero este domingo fui a una misa por un motivo familiar y me resultó diferente.

Al entrar, un lleno completo, la gente con sillas plegables incluso, se agolpaba ante el altar. Allí, un cura que tenía que haberse jubilado ya, decide quedarse en la Parroquia para hablar de ciclismo y de fútbol. Y comienza el espectáculo.

Al sentarse, los pliegos con las lecturas en Comic Sans… ¡horror! Pero eso no es lo mejor, el folleto en cuestión termina con unas viñetas religiosas. Ante mi asombro, me aclaran: “Es el chiste de la semana”.

Nada de “En la arena he dejado mi barca”. Todas las canciones son nuevas, hay una cantera de pequeños cantautores al frente que han introducido nuevos ritmos y rimas con Jesús.

Al darse la Paz, todos juntan sus manos, como formando un corro gigantesco que une todos los bancos y todas las sillas.

Y entonces el cura se queda sin Hostias en el cuenco dorado: no pasa nada, se gira y abre la combinación de la caja fuerte delante de todos los asistentes.

Al final, una nueva fila que no es para comulgar: si eres menor de diez años y te has portado correctamente, el parroquiano te obsequia con un chicle.

El cura de 80 años se pone las gafas de sol: “¿En qué bar tomamos hoy las cañas?”.

7 de mayo de 2010

Cuidado con el porno en 3D

El Rinoceronte

El Lógico (al Anciano Caballero).- ¿He aquí, pues, un silogismo ejemplar! El gato tiene cuatro patas. Isidoro y Fricot tienen cada uno cuatro patas. Ergo, Isidoro y Fricot son gatos.
El Caballero (al Lógico).- Mi perro también tiene cuatro patas.
El Lógico (al Caballero).- Entonces, es un gato.
Berenguer (a Juan).- Yo apenas tengo fuerza para vivir. Acaso ya no tengo deseos de seguir viviendo.
El Anciano Caballero (al Lógico, después de haber reflexionado largamente).- Así, pues, lógicamente, mi perro sería un gato.
El Lógico (al Caballero).- Lógicamente, sí. Pero lo contrario también es verdad.
Berenguer.- La soledad me pesa. La sociedad también.
Juan (a Berenguer).- Se contradice. ¿Qué es lo que le pesa, la soledad o la multitud? Se tiene por un pensador y no tiene lógica ninguna.
El Anciano Caballero (al Lógico).- Es hermosa la lógica.
El Lógico (al Caballero).- A condición de no abusar de ella.
Berenguer (a Juan).- Vivir es una cosa anormal.
Juan.- Al contrario. No hay nada más natural. La prueba: todo el mundo vive.
Berenguer.- Los muertos son más numerosos que los vivos. Su número aumenta. Los vivos son raros.
Juan.- Los muertos no existen, ésa es la verdad. ¡Ja, ja, ja! (Se ríe a carcajadas.) ¿También ellos le pesan? ¿Cómo pueden pesar las cosas que no existen?
Berenguer.- ¡Me pregunto si yo mismo existo!
Juan (a Berenguer).- ¡No existe, amigo, porque no piensa! Piense, y será.
El Lógico (al Anciano Caballero).- Otro silogismo: todos los gatos son mortales. Sócrates es mortal. Ergo, Sócrates es un gato.
El Caballero Anciano.- Y tiene cuatro patas. Es verdad. Yo tengo un gato que se llama Sócrates. [...]

Fragmento de "El Rinoceronte" de Eugène Ionesco

Mapplethorpe


Robert Mapplethorpe (1946-1989)
Fotógrafo norteamericano, su temática es muy variada: flores (orquídeas y lirios), autorretratos, retratos de famosos (Patti Smith, Andy Warhol, Richard Gere...), desnudos femeninos y masculinos, especialmente homosexuales y sadomasoquistas. El contenido sexual de sus fotografías generó siempre bastante polémica durante su carrera.


"Me dediqué a la fotografía porque se me antojó como el vehículo perfecto para ilustrar la locura del mundo actual". Robert Mapplethorpe

6 de mayo de 2010

Frigopoesía


O cómo perder el tiempo delante de la nevera.




5 de mayo de 2010

4 de mayo de 2010

Little man, the way girls are

Cortometraje danés sobre un niño que tiene que hacer un trabajo para clase sobre un tema que le interese y decide investigar cómo son las mujeres.
Dirección: Esben Tonnesen
Soundtrack: Thomas Haardell, "Blow your mind"

3 de mayo de 2010

Colgadores


La cucharada estrecha

Un fama descubrió que la virtud era un microbio redondo y lleno de patas. Instantáneamente dio a beber una gran cucharada de virtud a su suegra. El resultado fue horrible: Esta señora renunció a sus comentarios mordaces, fundó un club para la protección de alpinistas extraviados y en menos de dos meses se condujo de manera tan ejemplar que los defectos de su hija, hasta entonces inadvertidos, pasaron a primer plano con gran sobresalto y estupefacción del fama. No le quedó más remedio que dar una cucharada de virtud a su mujer, la cual lo abandonó esa misma noche por encontrarlo grosero, insignificante, y en un todo diferente de los arquetipos morales que flotaban rutilando ante sus ojos.
El fama lo pensó largamente, y al final se tomó un frasco de virtud. Pero lo mismo sigue viviendo solo y triste. Cuando se cruza en la calle con su suegra o su mujer, ambos se saludan respetuosamente y desde lejos. No se atreven ni siquiera a hablarse, tanta es su respectiva perfección y el miedo que tienen de contaminarse.

Julio Cortázar
Historias de Cronopios y de Famas