9 de mayo de 2010

Una misa diferente

No sé si es porque hacía muchos años que no pisaba una iglesia o por qué, pero este domingo fui a una misa por un motivo familiar y me resultó diferente.

Al entrar, un lleno completo, la gente con sillas plegables incluso, se agolpaba ante el altar. Allí, un cura que tenía que haberse jubilado ya, decide quedarse en la Parroquia para hablar de ciclismo y de fútbol. Y comienza el espectáculo.

Al sentarse, los pliegos con las lecturas en Comic Sans… ¡horror! Pero eso no es lo mejor, el folleto en cuestión termina con unas viñetas religiosas. Ante mi asombro, me aclaran: “Es el chiste de la semana”.

Nada de “En la arena he dejado mi barca”. Todas las canciones son nuevas, hay una cantera de pequeños cantautores al frente que han introducido nuevos ritmos y rimas con Jesús.

Al darse la Paz, todos juntan sus manos, como formando un corro gigantesco que une todos los bancos y todas las sillas.

Y entonces el cura se queda sin Hostias en el cuenco dorado: no pasa nada, se gira y abre la combinación de la caja fuerte delante de todos los asistentes.

Al final, una nueva fila que no es para comulgar: si eres menor de diez años y te has portado correctamente, el parroquiano te obsequia con un chicle.

El cura de 80 años se pone las gafas de sol: “¿En qué bar tomamos hoy las cañas?”.

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